Hace muchiiiiisimo tiempo que no entro aquí, pero me ha parecido
una buena forma de decirle a alguien que una vez fue importante para mí lo que
siento.
Lo primero,
pienso en ti a menudo. A veces pienso en ti por cosas malas, otras por cosas
buenas. Lo cierto es que lo fuimos todo y ahora... todo se ha difuminado. Estuvimos
ahí durante tanto tiempo, permanecimos cerca a pesar del abismo que abrimos
entre nosotras. En algún punto nos dimos por vencidas no sé cuándo ni se por
qué. Cuando pienso en ti, siento que solo puedo pensar en ese abismo que se lo
trago todo. No sé cómo salvarlo, nunca supe, un pequeño paso hacia ti se
convirtió en... no se ni como expresarlo, pero nunca sentí que me esperaras al
otro lado y simplemente todo eso se convirtió en rencor. ¿Cómo pudimos sentir
tanto rencor entre nosotras?
Fuiste una parte
importante de mi vida, muy importante y sé que yo lo era de la tuya. Me gusta
pensar que nunca encontrarás lo que teníamos en otra persona, éramos especiales
y me gusta pensar que tú también lo piensas; en el fondo hasta lo sé o lo
sabría si supiera quien eres ahora. Puede que esa persona que a veces añoro ya
no exista y ese fuera el problema.
Cuando nos
distanciamos sentí que te avergonzabas conmigo, por haber tomado decisiones que
yo no aprobaba, pero no sería tu amiga si no quisiera lo mejor para ti, aun así
me hubiera gustado seguir siendo esa persona con quien ser tu misma.
Sé que me guardas
rencor por no haber hecho esto antes, y sí haberlo hecho con Pablo, como si por
ello me importaras menos. Con él por muy complicadas que fueran las cosas,
siempre fueron más fáciles que contigo, mi relación con él es muy distinta. Pero
tú sabes que eres muy distinta a él.
Al final me aleje
de ti, era más doloroso ser tu amiga que el dolor de perderte. Solo deje de
llamarte al venir a casa, pero aunque me dolió no recibir nunca más tu llamada
a cambio, tampoco me sorprendió. No querías ser tú la que tomara esa decisión
después de echármelo en cara tantas veces sobre mi relación con pablo, asique
lo hice yo. No me importó ser la mala una vez más, hice eso no solo por mí,
sino también por ti. Te liberé de ese compromiso, no creo que te quedaran
muchas más excusas creíbles para evitarme.
Siento que me
perdonaras, pues no lo hiciste de corazón. Desde mi percepción usaste esa vía
de escape para desatar contra mí todo lo que sentías, pero perdonarme por
aquello, no hizo que consiguieras perdonarme todo lo demás, y digo conseguir,
porque sé que querías, sé que lo intentaste de verdad, eso espero...
Hablemos de lo que
me culpabas realmente, al menos esta es mi visión de esta historia. Me
culpabas de hacer lo que tú no fuiste capaz. Tenías tantos sueños y planes junto
a mí. Yo me vi obligada a irme sin ti, y aunque no fuera mi culpa, tú de alguna
forma me culpaste. Cada vez tu vida se desestabilizó más y comenzaste a
mentirme sobre tus notas, comenzaste a ganar peso en consecuencia de tus múltiples
problemas de los que solo fuiste víctima, y yo no estuve ahí para ti, lo sé. Yo
también me culpo un poco por todo ello. Siento que si me hubiera quedado
contigo te hubiera ayudado a bajar de peso, hubiera sido tu compañera de
gimnasio, hubiera sido tu apoyo. Fui testigo de esa etapa de tu vida, y no fui
capaz de ser nada más que eso, testigo. Siento que me culpas por ello, pero yo
tuve que seguir mi propio camino. Si no es así, al menos yo si me he culpado
mil veces por ello. Si yo me hubiera quedado en Alicante te hubiera apoyado
todos los días, como ya hicimos hace tiempo. Desde entonces nuestros caminos no
han hecho más que separarse a pesar de nuestros esfuerzos. Para peor, yo
encontré el apoyo de alguien mientras tú contemplabas como nos distanciábamos y
me culpaste una vez más. Me culpaste de enamorarme como lo estas tu ahora y no
pudiste entenderme hasta entonces. Intentaste apoyarte en Pablo y encontraste
un motivo por el que poder odiarme. Vuestro rencor hacia mi os unió mientras os
sentíais solos, pero nunca entendiste que entre Pablo y yo la historia siempre
fue otra. Yo estaba enamorada de él y no supimos ser amigos ni dejar de serlo
por mucho que lo intentamos. Sé que no tenía derecho a contarle tus cosas a Pablo
y viceversa, pero me cuesta creer que tu no hagas lo mismo con tu pareja. Y aun
así me culpaste como si fuera lo peor de lo que se puede culpar a una persona.
De todas formas aunque me perdonaras por ello, no creo que fuera eso por lo que
querías que pidiera perdón, de eso me doy cuenta ahora. Me esforcé mucho en
intentar arreglar las cosas, pero ya no volvieron a ser como antes. Yo por mi
parte me vi intentando contentarte, pero sentía que mis esfuerzos eran en vano,
tampoco te interesabas ya por mí. Me sentía sola en tu compañía. Cada día era
un recordatorio de "todavía te queda mucho para recuperar su
confianza". Para bien o para mal las dos habíamos cambiado y ya no te
sentías cómoda, no te identificabas conmigo. Sentí que ahora que se ponían las
cosas difíciles, repetías la historia. Sentía que intentabas apartarme como
hiciste con Miriam y Ariadna. Yo también te guardé rencor por ello. Para mí era
difícil venir a Alicante y esperaba que tuvieras ganas de verme. Sin embargo,
tú poco a poco dejaste de echarme de menos, hiciste tus planes sin mí y un día
me dijiste algo que me dolió mucho, lo recuerdo perfectamente "no voy a
deshacer mis planes para quedar contigo, mi vida aquí sigue aunque no estés"
y solo ibas a ir a casa de Eva a estar con ella, como hacías casi todos los
días, no llegabais tarde a ninguna parte ni nada por el estilo. Quizá yo
te avisé tarde de que iba a ir a Alicante pero tú tampoco me preguntaste cuando
iba a ir a veros, solo lo dabas por hecho o no lo sé la verdad. Yo me sentí
como que, había ido hasta allí a verte, y a ti te daba igual, ese día me quede
rota y para mi cambiaron muchas cosas. Lo que dijiste era tan cierto, pero tan
cierto...
También sentí que
al vivir lejos de ti mi personalidad creció. Antes de eso me limitaba a estar
de acuerdo contigo en todo sin siquiera plantearme mi opinión sobre muchas
cosas. Aceptaba tus planes, tus ideas como propios. Empecé a reflexionar sobre
esas cosas y con cuanta más perspectiva lo miraba peor me sentía respecto a
muchas cosas, comencé a percibir nuestra amistad perfecta como algo malo. Tú me
engañabas para que fuera antes de plancharte en pelo sin tener en cuenta nada
de lo que yo pudiera estar haciendo, disponías de mi tiempo como querías y después
me lo contabas como algo divertido. Que yo había sido la única estúpida en ir
una hora antes, lo había hecho todo corriendo, mis deberes etc. para poder ir
contigo. Ahora no me parece divertido, me parece humillante y manipulador, y
eso sin tener en cuenta que yo no tengo pelo y me hacías ir a peinarte. Nunca
podía elegir sobre nuestros planes. Cuando me di cuenta de todo eso decidí
hacer algo al respecto e imponer también mis ideas respecto a los planes. Pero
a ti eso no te gustaba y pasábamos mucho tiempo discutiendo sobre donde ir o
donde no ir cuando en realidad cualquier lugar debería haber sido bueno para
vernos un rato. Al final mi estrategia se convirtió en, en lugar de
preguntarte, directamente invitarte yo a mis planes, tómalo o déjalo, lo vi un
poco como darte tu propia medicina. Te decía, pablo y yo vamos a ver x película,
¿quieres venir? Y tú o no querías, ya la habías visto, ya habías quedado con tu
hermano, con tu prima… siempre, siempre tenías algo mejor que hacer. Te
encantaba que fuéramos contigo a donde tú, siguiendo tus planes, pero no te
gustaba venir a mi casa y no sé por qué. Todas esas cosas yo las iba tomando
como una ofensa e iba guardando más y más rencor hacia ti. En este punto si por
algún motivo estás leyendo esto, quiero que sepas que aunque tú pienses que
nada de eso era así, yo no era la única que lo pensaba. Pero aunque te guardase
rencor, yo te quería, de verdad esperaba que quisieras venir a estar conmigo, a
hacer lo que sea, que colaboraras en encontrar un plan que encajara para todos.
Ya ni te hablo de lo que era discutir contigo para mí. Me hacía un lio sobre
los sucesos y siempre perdía esa batalla pues no estaba segura sobre lo que había
ocurrido en realidad. Terminaba convirtiendo nuestras peleas en auténticas
batallas dialécticas. Antes de llamarte pasaba tiempo repasando que me dirías,
que te respondería y todas las posibles vertientes de la conversación llegando
incluso a hacerme guiones en una libreta para no perderme. Al final solo conseguía
que estuvieras más enfadada porque
tardaba mucho en llamarte, como si no me importara, cuando en realidad lo
retrasaba porque me daba miedo y además resultaba agotador. Eso mismo es lo que
creo que ha ocurrido ahora en gran parte, solo que yo nunca volví a llamarte ni
tu tampoco a mí.
Sé que todavía esperas mi llamada, que sepas que yo también espero
la tuya, y sigue sin llegar. Puede que no nos llamemos nunca pero al menos me
gustaría que supieras que, no te odio, no estoy enfadada contigo, aunque no
pueda decir que no te no guarde rencor, pero todavía te quiero de alguna forma.
Y me gustaría que cuando pases cerca de mi casa no estés pensando en la
posibilidad de cruzarte conmigo como algo espantoso, me gustaría que nos alegráramos
de vernos después de tanto tiempo. Y en fin, si pudiera volver atrás, no creo
que cambiase nada ya que sigo sin saber qué podría haber hecho para que las
cosas fueran de otra manera. Quizá debía ser así.
En cualquier caso repito, pienso en ti, nuestra amistad mientras
fue buena fue algo especial, espero que tú también lo recuerdes con cariño.