domingo, 31 de mayo de 2009
Seguiré tus pasos
Cógeme de la mano,
Vamos a jugar,
Seguiré tus pasos,
Donde me quieras llevar.
Tus labios me acarician el cuello,
Tu pecho abrazando mi espalda,
Tu mano en mi cadera,
Me recorres suavemente.
Cógeme de la mano,
Vamos a jugar,
Seguiré tus pasos,
Donde me quieras llevar.
Pintaremos arcoíris,
Dibujaremos el sol,
Perderemos el control,
Bajo el éxtasis de la pasión.
Cógeme de la mano,
Vamos a jugar,
Seguiré tus pasos,
Donde me quieras llevar.
No quiero que termine,
El viento borrará,
Tu aliento caliente,
Susurrando el amor.
Los sentidos me aturden,
Este es el punto más alto,
El corazón me llena la boca,
Lo que tú me has provocado.
Ven y cógeme de la mano,
Vamos a jugar,
Seguiré tus pasos,
Dónde me quieras llevar.
No se traducírtelo en palabras,
Nos miramos a los ojos,
Tú me sonríes y me besas,
Y yo despierto en la soledad,
Los recuerdos me embelesan,
No hay cavidad en el corazón,
El sueño me traiciona,
No hay cavidad en mi razón.
Ven y cógeme de la mano,
Vamos a jugar,
Seguiré tus pasos,
Donde me quieras llevar.
Te lo suplico no me abandones,
No lo puedo soportar.
jueves, 21 de mayo de 2009
Razón de ser
Qué desear,
qué pretender,
si lo que uno quiere
nunca va a llegar a ser.
Por qué intentar,
por qué escapar,
si nuestro destino es perecer,
evitar la sombra del olvido,
tocar la luz es seguir el hilo,
conducirnos a ninguna parte sin sentido,
no tiene razón de ser.
Para que nacer,
si después morir,
cadena interminable sin destino.
Solo sentir,
para sufrir el sin sentido de nuestra existencia,
buscamos nuevas metas,
alternamos roles.
Toda la vida,
toda la existencia sin un Porqué,
para qué entonces seguir buscando,
esperando ser alguien.
Si ser,
no vale ya nada,
¿es mejor perecer? ¿No sentir?
¿O seguir esperando la incierta llegada de algo nuevo?
Nuestra razón,
no ser solo un eslabón de una cadena sin principio ni fin.
No hay mañana sin hoy,
pero mejor terminar hoy que mañana,
si mañana, el mañana de mañana, no será distinto del hoy.
Solo sé, que si no sé qué seré,
Tampoco seguiré siendo lo que hoy soy.
NADA
viernes, 15 de mayo de 2009
Prologo ( de mi historia)
PROLOGO
Salió del instituto, y se fue directamente a casa, sola, desapercibida, nadie la echaría en falta por saltarse una clase, ni mentiría por ella para sacarla del apuro. Caminaba unidireccionalmente, sus pisadas eran acompasadas y se escuchaban sobre la acera mojada, su respiración, imperceptible. Se puso la capucha sobre la cabeza gacha, y se metió las manos en los bolsillos, caminó bajo la cortina de la lluvia con los cascos puestos.
Llegó a la puerta de casa, y mientras buscaba el manojo de las llaves entre las cosas desperdigadas del bolsillo exterior de la mochila, un hombre que vestía de traje barato salió por la puerta. La miró unos segundos, y como dando saltitos de alegría bajó las escaleras del porche. Ella lo siguió con la mirada. El hombre se subió a un coche marrón y se alejó de su casa. A qué venía esa felicidad, qué podía haber en su casa que pudiera hacer que se sonriera a sí mismo.
Volvió la cabeza hacia la puerta, y puso el pie antes de que la puerta se cerrase, no sabía qué había hecho con las llaves; dónde estarían, tampoco le importaba. Dejó la mochila en la entrada, miró el reloj de la pared, marcaba las doce pasadas, entonces posó su mirada en el portarretratos de la mesita que había debajo del espejo. Sonrió al recordar tan alegres tiempos, ella estaba montada en un triciclo rojo, llevaba su osito de copiloto; hacía un clima estupendo, su madre la esperaba con una sonrisa radiante y los brazos abiertos de par en par delante suya, en el césped de un color avivado con el brillo del sol; su padre se limpiaba la camisa sonriendo por el feliz momento, de la mancha que le hizo momentos antes tomándose un colacao. Que felices recuerdos le evocaba esa foto, cuando ella aun era el centro de sus atenciones; si les preparaba comida, si les leía un cuento en voz alta... dicen, que esa es la mejor edad. Siguió mirando la foto y escuchó ruido en la cocina. Pasó por delante de camino al baño, y vio a su padre hablando con, Alison. Los dos la miraron de reojo y siguieron conversando. Observó la situación unos segundos, y siguió hacia la ducha, a quién le importaba ya si se había saltado la última clase, no se había dado ni cuenta de la hora que era, y que debería estar en el instituto.
Se quitó la sudadera, los zapatos mojados y el resto de ropa, abrió el agua caliente de la ducha, se recogió el pelo hacia atrás con las manos, y se miró en el espejo su últimamente demacrado aspecto. Tenía algunas ojeras, y bolsas en los ojos, de quedarse leyendo hasta tarde; y el pelo oscuro contrastaba enmarcándole el rostro. Se tocó la cara evaluando su tez, y al final las dejó caer a los lados cuando el espejo empezó a empañarse, y se metió en la ducha. Dejó que el agua corriera durante un rato, se duchó, y cuando terminó de secarse, fue a su habitación a vestirse.
Bajó ya vestida a la cocina por un sándwich y mientras fue peinándose por las escaleras.
–No sé... podríamos pedir un préstamo ¿qué te parece? es que desde hace tiempo que quiero cambiar el coche y no sé, ya me había hecho a la idea de lo compraríamos.
–Ya, ya lo sé, pero tú piensa que una boda cuesta mucho dinero, y hay que ser consecuente con lo que gastamos, –respondió Alison con indulgencia.
–Tampoco tiene por qué ser muy pomposa, a mí con una intima y discreta me basta.
–Sí, pero y el vestido y mis padres, mis abuelos, mis tíos, mis primos, mis amigas, tu familia también por supuesto y tus amigos. Aunque quieras no puedes, si no qué sería de ellos, se ofenderían, yo en su lugar lo haría.
–Pero, con el dinero de la casa hay suficiente, bueno, no sé ya veré ¿Qué quieres para comer?
–No tardes mucho en decidirte, que no falta tanto, tenemos más bien poco tiempo para organizarlo todo, asique cuanto antes lo sepas... pues mejor. Ah, no sé haz lo que quieras, pero nada de fritos, no tengo que engordar para caber en el vestido. Arthur se giró hacia la nevera y cogió una cebolla para hacer una ensalada, cerró la puerta y entonces vio a Lea.
–Ah cariño, ¿estabas ahí todo el tiempo? –dijo Arthur.
–Papá ¿quién se casa? –preguntó Lea.
Alison y Arthur se miraron, Lea seguía esperando una respuesta; entonces ella miró el anillo de su dedo y se lo acomodó en la mano disimuladamente. Lea lo entendió todo, y ellos se dieron cuenta.
–¿Quién era el tipo de antes?
–Un hombre de la inmobiliaria, hemos puesto la casa en venta, nos mudaremos a un pueblo, Alison tiene una casa que acaba de heredar, su familia es de allí y pensamos que sería buena idea cambiar de ambiente, esta casa guarda demasiados recuerdos, y a Alison le gustaría sentir que su hogar le pertenece.
–Oh, ya lo entiendo todo, gracias por aclarármelo, pero; ¿no crees que podrías habérmelo contado antes? o ¿ es que ya no te interesa saber lo que pienso? –dijo Lea.
–Vamos cariño, sabes que eso no es cierto, claro que me importas, si tu eres lo más importante para mí.
–Papá, hora no me vengas con esas, me sorprende lo rápido que te has olvidado de mamá, y de mí. Y no me digas cariño, no me conoces en absoluto.
–Lea, no me hables de ese modo, no te lo consiento, nos mudaremos, y no hay más que hablar.
–Que me lo consientas o no ha perdido valor para mí, y no puedes hacerme esto aquí está todo, es mi hogar, tengo diecisiete años y no puedes cambiar mi vida así de repente, mis estudios están aquí, mis amigos, y mamá.
–No empecemos, tu madre está muerta, tienes que superarlo ya, dejar de vivir en el pasado.
–Papá, siento no haberla olvidado tan fácilmente como tú, es mi madre, yo la quería, la sigo queriendo, y no puedo olvidarme de ella, nunca me olvidaré de ella, y tú... yo ya no sé si la quisiste, porque por lo menos no lo demuestras.
Arthur la miró a los ojos sin saber qué contestarle, y entonces Lea salió estrepitosamente de la cocina, abrió la puerta de la calle y se fue andando y pisando fuerte.
–No te preocupes, ya se le pasará, verás como le gusta el lugar. El instituto no está lejos y cerca hay una vieja librería; le gusta leer ¿no? –Dijo Alison.
Arthur no la escuchaba, abrió la nevera y sacó unos filetes de carne.
–Carne no cariño, el vestido, ¿recuerdas?
Arthur siguió su tarea, empezó a salar la carne, y la echó en la sartén.
–Como quieras, pero a mí prepárame otra cosa, no sé, una ensalada tal vez, pero sin cebolla. –Dijo Alison.
–Las cosas están en la nevera, ¿si quieres? –Arthur se secó las manos con una servilleta y cogió las llaves de Lea y se las guardó en el bolsillo.
Lea empujó la puerta de la verja negra. Hizo un amago y saludó al guarda, entonces, siguió por el pasillo central, quinientos metros y dobló a la izquierda, no miraba por dónde pisaba; acostumbraba a hacer este camino. Arrancó unas flores del jardín y al llegar las depositó al pie de la lápida.
–Me he vuelto a pelear con papá, está empeñado en que me olvide de ti; –se secó una lágrima con el dorso de la mano– dice que nos vamos a mudar, a... una casa en un pueblo, no sé muy bien dónde. Papá está, diferente, desde que está con Alison, es otra persona, siento que ya no le importo como antes, ¿te acuerdas?
martes, 12 de mayo de 2009
broken strings
BROKEN STRINGS - JAMES MORRISON ¬ NELLY FURTADO
SONGS FOR YOU, TRUTHS FOR ME
Esta es mi canción favorita.
la fusión que ha conseguido en esta canción es genial, la letra muy profunda, es preciosa.